Siempre puntual… has llegado a nuestra cita.
Me has cancelado tres veces; pensé que en esta ocasión también lo harías, que bueno que has llegado, estoy listo para partir.
Toma asiento, sirve una copa; solo deja término esta carta; recuerda que es parte de nuestro trato, además es para que quien me extrañe, tenga mi último escrito.
Será una carta corta, así que no te preocupes, serán un par de minutos.
A mis hijos, les dejo las enseñanzas de la vida, que en mi voz les dije, la fuerza de mi sangre para que salgan adelante.
Recuerden aprender lo que la vida les enseñe, porque más adelante no podre estar con ustedes para acompañarlos o ayudarlos aunque lo desee, no podre hacerlo, porque hoy mi cita ha llegado.
Es el momento de mi partida, pero les dejo algo de sabiduría, y algo paciencia para que puedan vivir como se debe. Sé que no fui el mejor padre, no pude ser su amigo, pero les juro que hice mi mejor esfuerzo, recuerden que mientras ustedes aprendían a vivir y ser hijos, yo aprendía a ser padre, y les repito, sé que no fui el mejor del mundo, falle varias veces, les falle, y me disculpo por ello…
A mi familia en general, les dejo mi amor y agradecimiento por ser mi familia, ya que sin ustedes, no hubiera podido ser quien fui.
No lloren, no hay razón, no es motivo de alegría porque nos enseñaron que una partida debe ser triste, así lo marcan las tradiciones; así lo dicen los grandes… pero les aseguro que no hay motivos de tristeza, me encuentro bien y en paz.
A mis amigos no les dejo nada relevante o importante, porque en realidad no tuve amigos, solo personas que se cruzaron conmigo en el camino para enseñarme algo de la vida, y para que yo les enseñara algo de la vida, solo les dejo un gracias por enseñarme lo que haya sido que me enseñaron, espero que lo que me toco enseñarles les sea de utilidad en la vida y no solo palabras o acciones vacías que con el tiempo se pierden.
Sin más que decir… me despido.
Porque mi cita ha llegado, me está esperando y miren que es alguien que no espera, no me siento mal o triste, sé que es mi momento, lo he esperado tres veces antes; pero hoy, sé que es el bueno.
Hoy la muerte ha llegado hasta mí, aquí está, esperando que termine esta carta para ustedes, y como acordamos la primera vez que nos cruzamos, tomaremos un par de copas, y antes de partir, me permitiría decirles a todos, hasta siempre…
Mañana encontraran esta carta en mi mesa, con dos copas vacías y una botella de licor a medias, vaya que disfrutamos tomar esta copa, la mejor de mi vida.
Mi cuerpo recargado en la mesa, sin vida.
Pero viví una vida plena, hice cosas que la mayoría solo llegaron a soñar, conocí lugares que muchos solo en noticias verán, y conocí personas que me dieron el temple para estar aquí con temple, estar con ella, la cita de mi vida… sin miedo. Pero en despedida les digo: hasta siempre… y por siempre a su lado…
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